miércoles, 10 de noviembre de 2010

Abriendo los ojos - Ensayo 2010

'' ¡ Miren, que lindo el calendario !, ¡ una colaboración !, ¿ Señor, quiere un calendario ?, ¡ Son del año !’’, los veo con ropa sucia, llena de tierra y manchas, el frío está carcomiendo mis pies con dos pares de calcetines, pero ellos se ven con zapatos viejos y sin algún tipo de abrigo para este invierno, creo que sus edades no superan los 10 años, mi hermano tiene 7 y en este momento debe estar jugando en el computador, bebiendo una leche tibia… caminan como acróbatas a través de la micro, es como si la conocieran desde siempre, pero sus cuerpos delgados con una simple movimiento de detención se tambalean por completo; no me miran, ni a nadie en el transporte, ni siquiera al chofer, son como invasores, creí que buscarían mis ojos al entregarme aquel '‘cartón colorido’’, pero siento un desprecio en forma de nube expulsada por una sonrisa fingida para obtener una moneda. Podría asegurar que odian la desigualdad o que simplemente que sus vidas no sean como la de los demás niños vestidos con ropa de marca, que viajan en automóviles brillantes, pendientes en el juego del mes que le han comprado. Siento un escalofrío, es su infancia marcada por un estigma social que les ha sido impuesto por un orden jerárquico no elegido.
Levanto el brazo a la altura perpendicular del hombro para dar una señal al chofer del Transantiago, ‘’¡504, ven pronto!, que otra vez llegaré tarde a taller por atrasarme adornando el envase físico’’ (la imagen externa); me dirijo al asiento penúltimo, donde no todos los pasajeros pueden ver tus expresiones, que se traducen en pensamientos muchas veces de ellos o tan solo la mente volando en dirección a la ventana, a un más allá que se disuelve en un segundo; relativamente cómoda, saco un libro, hay que leer para ampliar horizontes y sueños, se escucha un sorbo, siempre me ha molestado ese ruido, manchas de polvo en la piel, un olor a shampoo barato en la ropa o tal vez es su perfume, no logro distinguirlo, el espacio entre sus uñas y dedos están con una línea negra de inmundicia, tal vez por su trabajo, - otro sorbo -, ¡ah!, basta de la reiteración de ese molesto ruido, en este momento me decido a mirar no tan solo apariencias detallistas, sino un todo, el origen de aquel sonido atronador proviene de un hombre, tal vez de unos 50 años con una bolsa de leche, se ve indefenso consumiendo aquel alimento, me estremece en cierta parte, pero vuelvo a mi libro, ahora se escuchan monedas, ¿acaso es tan difícil lograr silencio en un espacio de 20 metros?; su cuerpo cansado voltea hacia mi, temblorosamente pronuncia un ''hace frío’’, luego pregunta la hora, yo justo a tiempo de bajarme, le contesto y pido el correspondiente permiso para acercarme a la puerta y bajarme de la locomoción. Pienso en ese momento, no existió ni una palabra de dulzura en mi voz, tan solo la incomodidad de estar fuera de contexto; camino al liceo numero mis preocupaciones ‘’el traje de Tahití, la presentación de la peña, pruebas, trabajos, amigos, familia, situaciones emocionales, la causa’’… sin entusiasmo abro los ojos cada mañana, escucho que el viento ya no susurra, sino grita con furia y eriza mis bellos, ha de ser esta la época más dura del año; no quiero levantarme y ver en el camino personas sufriendo sin un techo firme, sin un té matutino, con la mano extendida rogando por dinero para aplacar el hambre, pero me contradigo, lloro y sufro por la causa, quiero ser enfermera para ayudar a quien no tiene los medios económicos para acceder a un control de salud por ser indigente, pero, leí en un libro que los suspiros son sorbos de vida expulsados, creo que de mi boca, salta al exterior inconsecuencia.

Es evidente que la sociedad ha cambiado y debido a esto algunos sectores avanzan más o menos que otros, por una distribución económica desigual, que se viene arrastrando desde siempre, en Chile podríamos aproximar desde la colonización, con la llegada de la invasión de los europeos, quienes se impusieron al indígena considerándolo ignorante por la falta de conocimiento que tenían respecto a la tecnología, se impusieron con armas y atacaron sus costumbres, obligándolos a ser esclavos, una acción no deseada por nuestros antepasados de tierra y esfuerzo.

 Hoy la pobreza, que según la Real Academia de la lengua Española, significa ''falta, escasez'', ''cualidad de pobre'', por lo tanto, la palabra pobre, es el concepto que en este diccionario corresponde a ‘‘necesitado, que no tiene lo necesario para vivir’’,  ‘‘humilde, de poco valor o entidad’’, ‘’Escaso, insuficiente’’, no ha cambiado en relación a la desigualdad, pero existen estudios que la analizan, para encontrar posibles soluciones a este problema, como es la encuesta CASEN (Caracterización Económica Nacional), que es un instrumento de medición político social, pero aún no se han logrado soluciones que marquen una gran disminución del índice de falta de recursos, ya que con los años va elevándose ‘’La cifra de indigentes también registró un aumento, ya que si en 2006 había 516 mil 738 personas, hoy llegan a 634 mil 329’’.

También,  ‘‘la desigualdad en Chile no se soluciona exclusivamente con más educación, sino revisando el modelo económico y cultural existente en el país’’, es decir, las diferencias económicas no son tan solo por la falta de superación personal en cada individuo, con respecto a los estudios, ya que existen grupos sociales, los cuales no tienen la cantidad de dinero necesario para mandar a sus hijos a colegios de prestigio de excelencia académica o hasta para llegar a la universidad.

 A su vez, ha sido demostrado, según acciones diarias, que nos lavamos las manos antes de ayudar verdaderamente a los demás, como lo hizo el presidente de Chile que comenzó este año a gobernar ‘’El presidente Piñera, culpó a la Concertación por malgastar los recursos. Los ministros anteriores se defienden asegurando que todos sabían que iba a aumentar la pobreza en periodos de crisis’’.

Suena el despertador, prendo el televisor para recibir información seleccionada, lo apago y tomo un café, se escucha un ‘’Aló’’, son las 6 AM, ¿quién andará a esta hora?, otro rostro delgado me mira lánguido, similar a los del día anterior en la micro, pálido por el frío, con un abrigo de lana, bastante viejo, con marcas de grasa de auto en las muñecas ‘’ disculpe la molestia, me podría dar $100 para una leche para mi hijo’’ (al cual lo llevaba en brazos)… el mundo vuelve a girar y la balanza se inclina en negativo hacia los demás, o es que la vida, ¿me trae nuevas historias y carencias?. Afirmo que el hermano caído, no se puede levantar solo cien veces, que necesita ayuda para superar el desequilibrio, sino ayudamos habrá aún más gente pidiendo a gritos, llorando por un trozo de pan y las visitas a nuestras puertas de la casa serán aún frecuentadas por hombres, mujeres o niños, con los pies cansados diciendo ‘’¿tiene una moneda que me pueda dar o algo para comer?’’, no nos sintamos fuera de contexto, abrir los ojos hacia lo que está fuera de nuestro individualismo podría salvar a un país, exigir lo que es nuestro derecho, fomentado hace siglos y trabajar en conjunto por el ‘’libertad, igualdad y fraternidad.’’


Bibliografía 

Almeyda Liliam, Milos Pedro, Whipple Pablo. Descubrimiento y conquista, Sociedad Colonial en Chile (Historia y Ciencias Sociales, texto para el estudiante, 2º Medio). Editorial Mare Nostrum Ltda. Santiago. Año 2007.

Manuel Luis Rodríguez. Aumento de la Pobreza en Chile: ¿Quién tiene la culpa?  http://www.elrancahuaso.cl/admin/render/noticia/23648

Paulina Vidal Pollarolo. Educación y desigualdad social. http://www.academia.cl/biblio/revista_academia/11/139%20-%20156.pdf 

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