martes, 9 de marzo de 2010

Nubes grises y un rayo de Esperanza

La noche del cambio fue un poco extraña, escuchaba la televisión a Arjona ''Amarte a ti no es lo mejor, pero es perfecto, habiendo tantas cosas por hacer menos traumaticas'' y coreando sus canciones, en los intermedios el gran Ismael, eres mi consejero, no podría saber que existo si no me lo recordaras con tonalidades ''aún seguimos vivos ♪'', luego cuando dejo de cantar Ricardo, seguí con Manuel García ''hay un bufón que golpea mi puerta y se esconde ♪'' y hasta ''Tu ventana ♪'' que alude a tu voz, en ese momento sentí la necesidad de sincerarme lo ya sabido y reiterar tantas cosas, no era prudente para llamarte así que decidií llenarte de metáforas que no aprecias y al terminar la sensibilidad frecuente tras recuerdos del remate de aquella cueca ''no olvido tu sonrisa, tan tierna y pura, ni esa ternura mi niña hermosa, recuerdos del pasado hoy me destrozan, te llevaré por siempre, aquí en mi mente ♪''. Mi hermana se levanta, ya que no contesté el teléfono, porque el supuesto hombre de casa, apodado padre tras la genética, mantiene una conexión singular a través del medio y yo enuncié: ''mira la hora son las 3.30 debe ser para el Jorge'', fue al baño y se volvió a acostar, dicen que mis gatos estaban inquietos, pero yo no lo percibí. Justo un hombrecillo comentó sobre mis esfuerzos, iba a dar las gracias respectivas, pero comienza un movimiento de la tierra ''ya va a pasar'', pero se volvía mas intenso y duradero, a los momentos me levante en dirección a la pieza de mi mamá ''está temblando, ¡despierta!'', ''Jorge, ¡levante!, la luz se apaga y los rostros, ruidos, latidos no eran los mismos, nos dirigimos al patio por la seguridad que provee el metal que rodea el espacio de la puerta, antes de llegar un espejo se rompió ''¡mamá avanza!'' y extendí la mano, el miedo que sentí no fue comparado con las palabras de mi hermano ''no quiero morir'', la piscina llena de agua hacía que esta saltara hasta nuestra ubicación, el ruido subterráneo y del techo, fueron indescriptibles, las luces del pasaje de atrás no las logré distinguir si eran truenos o cables que explotaban, los gases de la distribuidora de los Ordoñez agitados se movían. Cesó el gran movimiento y los autos comenzaron a ser escuchados con sus similares alarmas y la luz de la luna alumbraba la noche como una madre protectora, los pies húmedos se estremecían por el frío que comenzaba a fluir. La noche fue larga y oscura y a la vez la incertidumbre por los seres queridos abrumaba el corazón en cada réplica. Al siguiente día el agotamiento por el virus del miedo, era visible en los ojos y no funcionaba medio alguno de comunicación, al segundo amanecer tuvimos noticias que el terremoto fue seguido por un tsunami, el cual se llevo consigo con casas y valiosas vidas.

Doy gracias a Dios, por ser la única fuerza en aquel momento y la fe el único pilar, eres eterno y te amo

No pido nada
se sobrevivir
pero hay otros muchos
que no son así
salva a mi pueblo
de su suerte atroz
pienso que todos
son hijos de Dios

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